¡Es la hora del baño!

La hora del baño para un bebé es clave y es una de las cosas que más reparo me daba cuando era muy pequeña. Hoy os cuento como ha ido evolucionando este momento durante la vida de mi bebé y como ha sido mi experiencia, y la de mi mujer, a la hora de bañar al bebé. Para ser sinceros yo he bañado en contadas ocasiones a la pequeña, algunas con mejor experiencia que con otras.



Compramos la típica bañera de plástico con el adaptador en Carrefour, una odisea porque veíamos que la bañera tenía un boquete y fuimos por todo el supermercado preguntándonos si eso estaba bien o no, por ahí se escapaba el agua seguro. Menos mal que al llegar a caja la señora nos avisó de que le faltaba el tapón y que no suelen estar porque la gente se lo lleva (ya hay que ser rata). Así que nos dieron los tapones (compramos una bañera para mi casa y otra para la de ella porque en primer momento no vivíamos juntos) y nos fuimos tan contentos. Las primeras experiencias muy bien, a la nena le gustaba mucho bañarse y se estaba muy quietecita.

Cuando pasamos a vivir juntos y alquilamos una casa parece que el cambio de bañera le parecía mal y la hora del baño se convertía en un suplicio. Esa niña lloraba lo más grandes y al final teníamos que bañarla a contrarreloj para que el momento durara poco. Aquí es donde tuve mi primera experiencia y vaya experiencia. Íbamos a salir y el coche se nos quedó parado justo en la puerta de la casa, menos mal que no llegamos más lejos. Mi mujer se quedó esperando a la grúa y me mandó a ir bañando a la niña porque se hacía tarde. Se metió bien pero ya luego todo ella llorar y llorar, yo más nervioso me ponía y no había un dios que la calmara. Así que le di el baño rapidito y la saqué. No fue mucho tiempo pero a mi se me hizo eterno con esa niña llorando como una condenada a muerte.

Gracias a Dios parece que se fue acostumbrando y no sé si influyó pero le compramos un adaptador para que estuviera sentadita en el baño y no tumbada (ya tenía 6-7 meses y se mantenía sentada ella solita). Lo compré por Amazon porque no lo encontramos en ningún supermercado y la verdad que nos costó bastante barato para todo el uso que le hemos dado. Os dejaré por aquí abajo el adaptador exacto que le compramos y que luego nos sirvió tanto para el baño como para tenerla sentadita distraída jugando.



Pronto volverían los problemas y es que nos mudamos al comprar nuestro piso y allí no había bañera, sino placa de ducha. Lo intentamos con este adaptador pero como no podíamos llenarle el fondo pues no le gustaba, así que estuvimos bañándola en la bañera de plástico plantada en dos sillas. Al principio volvía a llorar muchísimo por más juguetes que le echáramos en la bañera hasta que logró acostumbrarse. Lo peor es que chapotea, tiraba los juguetes y todo al suelo y me convertía el cuarto de baño en un Aquopolis. Además, ya solo quería ponerse de pie en la bañera y empezamos a pasarlo mal. Con nuestro viaje a Madrid conseguimos bañarla de píe en una bañera y, por consejo de mi suegra, le metimos una toalla en el fondo para que no se resbalara. Es perfecto y os lo dejo como consejo.

Al volver a casa, mi suegra tuvo la genial idea de comprarle el barreño más grande que había en la tienda del chino, que cabe justo en la placa y desde entonces ahí se baña más contenta que todas las cosas. Ahí se pone de pie, juega con el mango de la ducha y ahora ha descubierto la espuma. Mamá le hace unos baños de espuma y ella se la come, se la pone por la cabeza y se lo pasa en grande. Ahora mismo le preguntamos: ¿Quién se va a bañar con espuma? y ella alza su dedito pequeño y se señala mientras dice: "puma, puma". Eso sí, no le eches agua en la cabeza que se enfurruña y no le des un cubo para jugar con el agua porque ella te bañará a ti también.

Pues esta es nuestra experiencia con la hora del baño y como ha pasado de ser una auténtica tortura bañar a la niña a una auténtica bendición. Si te ha gustado no olvides dejarme un comentario, compartir tu experiencia o lo que quieras. ¡Nos vemos en el próximo post!

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