Papá también cambia pañales

Iniciamos la sección Paternidad con un escabroso tema: los pañales. Es la prenda estrella por antonomasia de los bebés y también su W.C. Fue uno de mis mayores temores antes de que llegara la nena y no paraba de preguntarme si sería capaz de hacerlo, si sería muy complicada la técnica, etc. Una vez nació la pequeña temía el momento en el que mi mujer me invitara a cambiarle el pañal, ya que ,en general, me daba mucho respeto ese ser tan pequeñito y frágil.


Pero llegó el momento y desde luego yo quería colaborar con todos los cuidados del bebé así que no me iba a escaquear. Me armé de valor, me encomendé a todos los santos y tomé mi primer pañal dispuesto a vencer en esta dura batalla. Por suerte solo fue un poquito de pipí y tuve en todo momento a 2 apuntadoras guiándome en mi tarea (la mamá y la abuela paterna, también conocida como la madre que me parió). "Dale bien en el totete, sin miedo" me decían,  y es que le estaba pasando la toallita a la niña casi desde el pasillo de la habitación del Hospital por miedo a hacerle daño. Otro tema delicado es el de saber hasta que punto apretarle el pañal a la niña y yo no tengo término medio, o le pongo el pañal "cagao" o se lo aprieto como un corsé. Las primeras experiencias, tan recientes, también son más delicadas porque el bebito tiene su cordón umbilical aún y tienes que tener cuidado con la parte superior del pañal. 

No vamos a negar que mi mujer habrá cambiado como tres y cuatro veces más pañales que yo pero puedo decir orgullosamente: Papá también cambia pañales. Ya al llegar a casa una de las mejores anécdotas es cuando le cambiábamos el pañal a la niña en la cama. Yo me confíe, creí que al no tener colita no meaba a chorros y pudimos comprobar de primera mano que sí. Mi reacción era apartarme y mi mujer gritaba porque no se me ocurrió taparle el conejillo con el pañal de nuevo en vez de esquivar el chorro.  No hay una madre o padre en el mundo que no se haya visto envuelta/o en los orines de su bebé, una sensación que puede parecer asquerosa pero que se convierte en divertida porque hasta que te mee tu peque te parece adorable.

Con el tiempo el mundo pañal va a peor y es que llegará el momento en que tu bebé empiece a comer sólitos por lo que sus heces también empezarán a serlo, además de aumentar en tamaño.  Quitar un pegote de mierda del culo de tu peque es mucho más "delicado" que la simple caquita del recién nacido. Un recién nacido casi no hueles las necesidades pero cuando este pequeño bicho que tengo de 16 meses se hace caca lo saben hasta en Poniente y los 7 Reinos. Se pasea por el salón después de andar escondida detrás del sofá e impregna el ambiente un fresco hedor a caquita de dioses y nos queda muy claro que se ha cagado. Además, un bebé es muy dócil a la hora de cambiarle pero a medida que van creciendo hay algunos que no les gusta nada que les cambien, y yo tengo una de esas. Patalea, llora, mete las manos en la caca y, en ocasiones, acaba empapada en mierda por lo que hay que meterla directamente en la ducha.

El tema pañal puede ser más o menos disgusting pero hay que tener en cuenta que lo es tanto para ti como para la mamá y por ello es una de las tareas más importantes a repartir. Más cuando la peque ha decidido hacer sus necesidades a la hora de comer o justo después de hacerlo, con el mayor peste que se recuerda en el Planeta Tierra. Padres del mundo, nosotros también cambiamos pañales y tenemos que estar orgullosos de hacerlo. 


Comentarios

  1. Yo estoy encantada con los pañales de tela, para mí han sido una bendición, además del ahorro económico y de la comodidad, además miro por la ecología. Mi marido siempre me ha apoyado y ha cambiado los pañales a nuestros 3 hijos como yo, gracias por el post, me ha gustado mucho, saludos

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